En el segundo aniversario de la muerte del pequeño Joseph, lo recordamos junto a su madre Hajay

El 11 de noviembre de 2020, el barco Open Arms permanecía en el Mediterráneo central en misión humanitaria. Fue una misión particularmente compleja, con 3 operaciones de búsqueda y rescate diferentes, una de las cuales terminó con un trágico naufragio. 116 personas cayeron al agua tras el colapso de la precaria embarcación a la deriva en la que habían permanecido hacinadas 4 días, poco después de que nuestro equipo de rescate les alcanzara como resultado de una operación de búsqueda de más de 24h. Sin embargo, 6 personas no sobrevivieron.

En el segundo aniversario de la muerte del pequeño Joseph, lo recordamos junto a su madre Hajay

Entre ellas estaba el pequeño Joseph, un bebé de seis meses que viajaba con su joven madre de Costa de Marfil. Nuestro equipo de rescate logró recuperar a todas las personas en el agua, incluido el pequeño, que fue trasladado al Open Arms en estado crítico y estabilizado por nuestros médicos a bordo.

Una vez solicitada la evacuación médica urgente, trascurrieron más de 8 horas sin que llegara el helicóptero, horas en las que el estado del niño empeoró y, a pesar de nuestros esfuerzos, no resistió y falleció. El cuerpo del niño fue enterrado en el cementerio de la isla de Lampedusa.

Hoy, 2 años después de aquel día dramático, conmemoramos, junto a su madre Hajay, en una ceremonia privada en el cementerio de Lampedusa, su vida y la de las miles de personas que siguen cruzando el Mediterráneo en busca de una vida mejor.

Han transcurrido dos años desde aquel día, pero nada ha cambiado. Miles de personas en busca de una vida digna han muerto ahogadas en el Mediterráneo y en esta última semana nos hemos visto obligados, una vez más, a presenciar un vergonzoso espectáculo de propaganda protagonizado por las autoridades italianas y europeas sobre la vida de personas en estado de vulnerabilidad. Una vez más, han situado a los barcos humanitarios en el centro de un tira y afloja político que incluso pretendía poder seleccionar, entre los náufragos a bordo de las mismas, los que tenían derecho a llegar a puerto seguro y los que, en cambio, debían ser devueltos a mar abierto, con criterios totalmente arbitrarios, y, por encima de todo, ilegales.

Esos hombres, mujeres y niños fueron denominados por las autoridades italianas como "carga residual" y ordenaron "desembarcos selectivos", con seres humanos tratados como objetos por países democráticos que, sin duda, deberían ser referentes en el cumplimiento de los derechos humanos y respeto de la vida de todos.

Hace apenas dos días llegó a Lampedusa otro niño sin vida debido a la hipotermia causada por las largas horas en el mar. Por eso una vez más, desde Open Arms alzamos la voz para decir que deben cesar todas las violaciones de derechos y considerar la vida y la humanidad la prioridad máxima, así como el respeto de los derechos de todo ser humano.

Esta es la única forma de volver a considerarnos mujeres y hombres con conciencia y dignidad. Mientras desde la sociedad civil a bordo de embarcaciones como las de Open Arms seguiremos defendiendo la vida y la dignidad de las personas.

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